Hay estrategias que fracasan porque nunca se probaron bajo presión real. En un entorno donde los planes se vuelven obsoletos en semanas, el liderazgo estratégico necesita más que presentaciones brillantes: necesita simulación. WarGaming (juegos de guerra) irrumpe en la alta dirección como ensayos para el futuro, donde se testean ideas, se exponen errores ocultos y se entrena la agilidad organizacional. Porque en la nueva economía, sobrevive quien mejor ensaya.
Cuando el entorno cambia más rápido de lo que podemos planear, es una señal de que las herramientas tradicionales se vuelven insuficientes y no logran simular la complejidad de un mercado hiperconectado. ¿Cómo anticiparse a posibles movimientos geopolíticos, temas de regulación, a una disrupción tecnológica, un movimiento estratégico del competidor o a una reacción inesperada del consumidor? WarGaming, práctica de origen militar está encontrando su lugar en las salas de juntas. Exploremos cómo funciona, por qué es más relevante que nunca y cómo puede transformar la forma en la que se puede liderar a través de la incertidumbre.
El éxito pasado no garantiza el éxito futuro. Pero insistimos en planear como si nada hubiera cambiado. No distinguimos el estar operando (mantener el valor de hoy), del estar liderando (crear el valor del futuro). Hacemos planes con la mirada en el presupuesto de los próximos meses como si el 1º de enero el mundo reiniciara. En el camino forzamos la gestión con tal de dar el número y, a veces, en detrimento de poner en riesgo la propuesta de valor.
Nos enamoramos de nuestros productos, operaciones, canales, pero olvidamos de interpretar el mercado. No sentimos al consumidor. No nos ponemos en su piel. No entendemos al regulador. No vemos al competidor. Porque seguimos planeando desde la sala de juntas hacia afuera, sin ponernos en los zapatos de quienes están afuera de nuestras puertas, y el valor ya no se genera solo de adentro hacia afuera como antes, sino que es una extracción de valor a partir de soluciones que se piden desde afuera y “las cocinamos” desde adentro. No conectar con todos los stakeholders es perder antes de empezar.
¿Qué es WarGaming en los negocios? Son simulaciones estratégicas diseñadas para anticipar lo inesperado, ensayar decisiones críticas y exponer vulnerabilidades antes de que sea tarde.
Son una herramienta poderosa para líderes que entienden que no basta con diseñar un buen plan; hay que probarlo en condiciones reales, con voces diversas, con presión y conflicto simulado.
En lugar de suposiciones unilaterales, WarGaming integra múltiples perspectivas: competidores, clientes, medios, reguladores, socios. ¿Cómo responderán si tomo esta decisión? ¿Qué haría yo si estuviera en su lugar?
Este es el método que transforma la estrategia de una hoja de ruta estática a un sistema vivo, robusto, realista y competitivo.
WarGaming comienza con una pregunta clave: ¿Qué decisión necesitamos poner a prueba antes de implementarla? Puede tratarse de una expansión internacional, un nuevo modelo de negocio, una estrategia defensiva o una crisis inminente. Sin una pregunta potente, no hay juego estratégico relevante. ¿Ya tienes tu pregunta en mente o te ayudamos?
El error más común es limitarse a los competidores. El WarGaming efectivo incluye actores clave: clientes, consumidores, distribuidores, reguladores, medios, gobiernos, ONGs, startups emergentes y aliados estratégicos. Cada uno tiene el poder de acelerar o bloquear tu ejecución. ¿Aún pensando en la pregunta anterior?
Los participantes se asignan a representar a esos stakeholders. Sí: tus ejecutivos deben ponerse en el lugar del “enemigo”. Esa fricción creativa es lo que genera las mejores ideas. Se simulan escenarios en líneas de tiempo reales, con eventos disruptivos incluidos (cambios regulatorios, salidas de talento, fake news, quiebras).
Durante el juego o las diversas sesiones emergen insights inesperados: fallas en los mensajes, rutas críticas subestimadas, aliados que no sabías que tenías. La estrategia original se expone a fuego cruzado. Y es ahí donde empieza a vivirse la realidad virtual que podría, en la vida real, atravesar tu plan.
Un War Game bien hecho termina con un plan mejorado, validado por múltiples lentes, con prioridades claras y alertas tempranas activadas. El resultado no es solo una estrategia más robusta, es un equipo más alineado, más consciente, más listo para ejecutar.
Antes de que el mercado dé un baño de honestidad brutal, los War Games siempre permiten ensayar y ajustar sin consecuencias irreversibles.
Los escenarios simulados exigen colaboración transversal, visión compartida y resolución ágil. Juegan juntos, luego piensan mejor juntos.
La simulación revela puntos ciegos, suposiciones equivocadas y fortalezas subestimadas. Permite corregir o blindar antes de salir al terreno real.
Muchos líderes han perdido el hábito de pensar más allá del Excel y Power Points. El War Game vemos que los obliga a ver el todo, anticipar y conectar variables.
Muchas estrategias mueren al primer contacto con la realidad. No por falta de talento, sino por falta de práctica. La incertidumbre no es un fenómeno pasajero, es la nueva norma. Y liderar hoy exige una mentalidad de anticipación, de simulación, de aprendizaje antes de actuar. WarGaming no es un lujo ni una moda. Es una competencia directiva crítica para quienes entienden que el costo de no ensayar puede ser la irrelevancia. Como dijo el querido y famoso boxeador Mike Tyson: “Todo el mundo tiene un plan hasta que recibe el primer golpe.”
Si tu organización nunca ha vivido esta experiencia es ahora, y no el año que viene, el momento de planteártelo seriamente. Desde ON STRATEGY acompañamos a equipos de líderes moderando estas sesiones a empresas que necesitan desafiarse antes de salir a jugar en serio
Equipo Editorial ON STRATEGY 🟧
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